Este es un caso verídico.
Y pasa a menudo.
Un buen amigo me dijo hace décadas que hay que aprender a cómo hacer las cosas y a cómo no hacerlas.
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Había una vez un bufete multidisciplinar que quería posicionarse en el mercado a través de Linkedin.
El caso es que este bufete quería, como todos, hacerse millonario a través de la panacea de Linkedin.
Alguien, gurú mediopensionista, le había avasallado en su Facebook con que podía hacerse millonario estando en Linkedin… y pagando su curso de 4000.Que también…
Total. Y en breve.
No compraron el curso de la salvavidas, ahí estuvieron bien, y se quedaron con la copla.
¿Nos ponemos ?
Nos ponemos.
No me digáis porqué pero vieron algún vídeo de mi canal y dijeron, “este”. “Este nos hará millonarios”.
Y empezamos a trabajar.
Análisis
Público objetivo, cliente tipo, avatar o el palabro guay que queráis poner aquí.
Oferta y diferenciación con el resto…
Creación de perfiles.
Contenido relevante…. “Un momento”- STOP- “Ya tenemos”.
STOP.
Ahí empezamos mal.
Debí dejarlo en ese instante.
“ Pon el quienes somos de la web”
Imagino que pensé en tratar de cambiarles de opinión pero acabé publicándoles ese texto más largo que un día sin pan y más farragoso que un polvorón en el desierto.
El caso es que arrancamos.
Y por fin ya estaban en Linkedin.
Voy a resumir.
Contenidos a publicar según el bufete:
Somos los mejores.
Somos muy buenos.
Somos especialistas en general.
Somos y estamos a su disposición.
Todos pueden ser nuestros clientes.
Hacemos de todo.
Hablamos de la ley 34455/233/2022 del principio “Nem bis in idem “ y “Stultus et quin non labora” del concilio de Trento del siglo XVI , versículo 21.334
(…)
No sé si es leyenda urbana, pero se dice que en algunas escuelas de negocio americanas si planteas en primera persona tu estrategia te suspenden.
Por ahí ya íbamos camino de repetir curso. Aunque ahora con el neoprogresismo podíamos ir para doctorado y ministerio.
Hágase.
Y empezaron , ellos solitos, porque ya me desligué de aquel despropósito, a publicar día si y día también esas “noticias”, con textos de 5000 palabras , por toda la red de redes.
Y se posicionaron como un tedioso y aburrido bufete especialista en nada, que hablaba un idioma raro que nadie salvo su competencia entendía.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Resultado…
Les faltó seguimiento y continuidad. Se cansaron a los dos meses.
La respuesta mental de los que, excepto abogados, vieron un atisbo de sus titulares en el muro fue : ¿ Ein ?
Ombliguismo acérrimo, en vez de empatía con el posible cliente. Cero atracción. Animadversión a la marca.
Moraleja…
Hay que hablar el lenguaje del cliente, de sus problemas y de cómo solucionarlos y en un formato fácil y que enganche al lector. Y con mucho foco.
Cuanto más enfoquemos y más nos especialicemos mejor posibilidades de subsistir y destacar con un buen posicionamiento en la red.
NO puedes hacer un buen posicionamiento SIN un análisis de lo que quiere leer o oír o ver tu cliente tipo.
No puedes hacer un buen posicionamiento si no haces contenido relevante y atrayente.
Y punto.
Si eres abogado quizás te interese aprenderlo por ti mismo en nuestra formación mentoría de …
O bien, podemos hablar sobre cómo te podemos posicionar, dejando en nuestras manos la estrategia y el trabajo del día a día.
Juanjo Amengual
P.D.
En el próximo email te voy a contar una estrategia de contacto sonsacada de mi escritora de culto , de la que me estoy devorando todo, Ayn Randt .
El bufete que NO quería posicionarse
Al final en la moraleja, donde dice "NO puedes hacer un buen posicionamiento con un análisis de lo que quiere leer o oír o ver tu cliente tipo." le falta algo importante que cambia radicalmente el sentido: "NO puedes hacer un buen posicionamiento SIN un análisis de lo que quiere leer o oír o ver tu cliente tipo." Esta última es la correcta.